Algunos accidentes, como la enfermedad del gusano de seda (pebrina) y de la vid (filoxera) se agregaron a los otros elementos negativos para agudizar la crisis.
Una especie de aire devastador asistía nuestras presencias; lo ilusorio se tornaba sílaba sórdida, muladar, sangre de gusano de seda en víspera de muertos.