Todos nos preguntamos, desde los periodistas a los quiosqueros, desde los ministros a los obreros, cómo no se ha producido ya - o hace algún tiempo - un formidable estallido social.
Una importante empresa de producción de salchichas (cuyo nombre debe permanecer en el economato) nos subvenciona generosamente para que dediquemos nuestro tiempo y nuestro ingenio a producir reseñas.