Hemos perdido la conectividad de la ciudad amurallando los nuevos desarrollos residenciales y con esa actitud hemos cedido nuestras calles a un territorio de nadie.
Desconozco la razón, pero el ciudadano ha cedido, bajó la guardia, dejando al relente nocturno una impronta de agotamiento porque no tiene cabida en su línea de defensa.