La emoción me duró poco porque está en un estado lamentable: paredes descascarilladas, chécheres tirados por todos lados, las hermosas lámparas dañadas o chuecas y muy, pero muy sucio todo.
Algunos demasiado pobres para comprar los carromatos (carros de mano tirados durante todo el camino) murieron en esos senderos que parecían interminables.