He visto batidos ya preparados en botella que al leer la composición no era más que leche semidesnatada, sacarosa (azúcar de mesa) y aroma de chocolate.
De este modo, quedamos preparados a admitir que la sugestión (o más exactamente, la sugestibilidad) es un fenómeno primario irreducible, un hecho fundamental de la vida anímica humana.