Paso lento, notas simplistas que hablan angustiosamente a nuestra sicosis y un gritón que hace todo lo que puede para sonar virulento y triunfa en el intento.
Pasamos veinte o más años por el sistema escolar coleccionando buenas notas, recibiendo encomios de padres y maestros, siendo apreciados y reverenciados.
Pasada la medianoche sus estridentes notas estallaron en una especie de infernal barahúnda que pudo oírse por toda la comarca, y hasta el amanecer no cesaron en su ensordecedor griterío.