El micrófono modula las ondas radiotelefónicas enviadas, mientras que el tubo rectifica y aumenta la débil corriente radiotelefónica recibida, hasta lograr reproducir los sonidos en un auricular o un altoparlante.
Ese balance que puede ser entendido como negativo, nos permite justipreciar la acción de otros factores que intervienen, además de los buenos o malos políticos y la formación recibida.