Someterse a una altísima intensidad sonora (sea música, un taladro, una turbina de avión, el disparo de un arma), provoca trastornos temporales y definitivos.
En el cine, la sobreimpresión de la banda sonora, que producía desajustes entre el audio y el movimiento de los labios de los actores, representaba un alerta.
Cuidando detalles como la ambientación, los escenarios, la banda sonora y los personajes nos transportan a aquellas escenas que vivimos con pánico en nuestra niñez...