Tuvieron la oportunidad, histórica, y la dilapidaron de la manera más estúpida y condenable: dejándose guiar por una banda de corruptos, canallas y ladrones.
Los ladrones retiran los aparatos y depositan la información robada en tarjetas en blanco que después utilizan para sacar dinero en otros cajeros automáticos.
Las fuentes indicaron que los investigadores trataban de confirmar si los ladrones alquilaron el galpón donde comenzaron el conducto subterráneo con documentación falsa.