En realidad, el único sentido que tiene es de expoliación: una extracción de recursos naturales necesarios para el proceso de acumulación capitalista global y mundial.
El verdadero desarrollo también requiere que las naciones prósperas busquen formas de reducir y reestructurar su excesivo consumo de los recursos naturales.
Sin nacionalización de los recursos naturales no hay soberanía; nacionalización es pasar el control de las riquezas y sus beneficios a manos de los pueblos.
Los procesos de la agricultura, minería, siderurgia, medicina e ingeniería apuntan a aprovechar los recursos naturales conforme con los deseos humanos.
Los que se arruinaron fueron precisamente los apostantes de riesgo, y aparte de ellos quienes más pierden son los países exportadores de petróleo y otros recursos naturales.