Circunstancias como el embarazo, déficit de hierro, mielopatías, uremia, síndrome de fatiga crónica o fibromialgia o artritis reumatoide pueden conducir a este trastorno.
Este aparente desencadenante viral tiene que hacernos recordar la existencia del síndrome de fatiga crónica / encefalomielitis miálgica, también presente en niños y adolescentes.