Las primeras tejas verdes zafadas provocaron el deterioro gradual del maderamen del techo que, al dejar pasar el agua de manera consuetudinaria, comenzó a hundirse.
La ultima: el perro ladrador a destiempo de la familia más disfuncional se ha paseado por los tejados de todos los adosados con gran estrépito de tejas y público escandalizado.