El clima, el jugo de lulo, la torta de cumpleaños y la charla eran perfectos: sin aspavientos ni ataraxias, todo fluía en una perfección escasas veces experimentada.
Las teorías económicas lineales suponen mercados y competencia perfectos; pero no existen mercados perfectos ni competencia perfecta en un mundo de monopolios, oligopolios y oligopsonios.
El salmón y la reineta son dos alimentos perfectos para este objetivo, ya que por su contenido graso no se deshacen en la parrilla, los mariscos tampoco se quedan atrás.