Árboles podridos hasta la raíz que engendran frutos podridos hasta la médula, pero que, sin embargo, aparecen ante nuestros ojos como frutos relucientes y apetitosos.
También es despectivo y descomedido expresarse con términos soeces con referencia a las personas, utilizando también nombres de hortalizas, o frutos en general, o tubérculos.