Acusan del encarecimiento de las materias primas a los especuladores, como si aquí las autoridades monetarias y fiscales no tuvieran tampoco responsabilidad alguna.
Sus 60 breves historias sobre libros, coleccionistas de ellos, editores, lectores, maquinadores y especuladores nos proporcionan una lectura no sólo amena sino brillante y muy divertida.