Yo he conocido a una muy buena señora en cuya casa ocurrían fenómenos extraños de telequinesia: puertas cerradas, se abrían violentamente, pequeños objetos rodaban sin que nadie aparentemente los moviese.
Ustedes han encomendado estos problemas a sus representantes, cuya conciencia del bien común se desvanece lentamente frente a los intereses corporativos, ante esas dificultades.