Es la misma presidenta, además, cuyo patrimonio ya no se investiga por una decisión judicial, en este caso parecería que sí, excepcionalmente, democrática.
Y así comenzó un diálogo silencioso, cuyas preguntas partían de él, recibiendo en su interior la respuesta cuando fijaba la mirada en el fantoche interrogado.
De estas exigencias dependía directamente la realización de otros contratos, cuyo monto total ascendía a la impresionante cantidad de casi 8.000 millones de dólares.