Morderse las uñas, revolverse en la silla, dar golpecitos con el bolígrafo... son pequeñas cosas que denotan tu estado de ánimo y que también cuentan para el entrevistador.
Ahora vierte la mezcla en el cartucho y le va dando golpecitos en las paredes para que quede el cartucho bien relleno y así tener unas morongas sólidas.
Durante la jornada, haciendo nuestras tareas, podemos darnos unos golpecitos en el esternón, que suene como una pequeña pandereta que se carga de vitalidad.