Somos una sociedad esquizofrénica, transitamos todos los días el camino del regreso a pulsiones raigales, regresamos a lo rural con otros códigos, con otras mentalidades.
Pero cuando inevitablemente regresamos a la realidad concreta, maldecimos el desperdicio de nuestro tiempo y siempre queremos culpar a los demás de nuestro fracaso.
Es un espejo bizarro que permite no solo momentáneamente desentronizarse de él, sino a su vez una vez que regresamos al mundo nos permite entenderlo mejor.