En lugar de castigar los apadrináis tan favorablemente estos desprecios, que juzgáis que estos merecen, no fieras como nosotros, sino estatuas y salarios.
El maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos, manipulaciones, silencios, refunfuños, indiferencias, frialdades y desprecios.