El eretismo mercurial sigue el curso de los temblores con amnesia retrógrada y anterógrada, labilidad afectiva, pérdida del apetito, cefalea, vértigo, nerviosismo y escasa capacidad de concentración.
Los vasos sangrantes de la decidua esponjosa, son puertas de entrada para gérmenes, que provocan una bacteriemia que se acompaña de temblores y escalofríos.