Francisco ha entablado un diálogo sorprendente con esas multitudes, primero con sus enternecedores abrazos a los niños, los enfermos, los excluidos, los desamparados, los presos.
Dependiendo de su variabilidad en velocidad podemos hablar de viento racheado o estable y dependiendo de la velocidad con que cambia su dirección, de viento rolón o entablado.