Así, los imperialistas y los capitalistas que explotan, saquean, esquilman, engañan, roban, se confiesan ladrones, asesinos, destructores, y antipatrióticos...
Sí pueden los que utilizan información privilegiada, engañan a sus socios, evaden impuestos, aprovechan las mil martingalas tributarias y, sobre todo, explotan sin piedad a los trabajadores.
Y se sabe perfectamente de quién vienen, porque las palabras no engañan, expresan perfectamente la personalidad de quien las pronuncia; tal vez un inadaptado o un correveidile.