Etimológicamente, la palabra sinceridad viene del latín sine cera, traducido literalmente como sincera por alusión a la miel desprovista de aquellos residuos que pueden impurificar la.
Cirulli piensa en palimpsestos: aquellos papiros reciclados, cuya superficie era raspada para volver la a utilizar - - en tiempos donde el papel era un extraño lujo -.