Por ejemplo, el progenitor / a puede sentir rencor, ansiedad, agobios persecutorios, celos, envidias, frustraciones narcisistas, etc., hacia alguno (o varios) de sus hijos.
Ahora nos sentimos también seguros y contentos, sin más torturas a causa de los dictados políticos opresivos y las medidas policíacas ofensivas y persecutorias.