Hábito entitativo, en cambio, es el que reside no en las potencias operativas sino en la naturaleza misma, por ejemplo la salud, la complexión física o la gracia habitual.
Lo importante es poder acoplar a este dominio la identificación y caracterización de fuerzas operativas a nivel de los componentes socioculturales que permitan la transferencia.
Formar profesionales aptos para comprender los marcos normativos y las acciones operativas que requiere la administración de los recursos naturales y el ambiente.