Tiene como consecuencias las alteraciones en el aroma y sabor (enranciamiento), en el color, la pérdida de determinados nutrientes y la formación de substancias potencialmente nocivas.
La pérdida del equilibrio entre bacterias beneficiosas y nocivas de la microflora intestinal comporta una predisposición a padecer infecciones y enfermedades inmunoinflamatorias.