A lo lejos llega otro olor, los chilacayotes, los jocotes en miel entre otras delicias inundan esa casa antañona donde vivimos todos los primos y los tíos.
Algunos de los terrenos bajos están permanentemente anegados y constituyen ciénagas, mientras otros se inundan entre unos pocos días y muchos meses al año.
Por la necesidad de conseguir vivienda, los pobladores han ocupado tierras y se han asentado en laderas, zonas de riesgo y áreas bajas y salitrosas que se inundan con facilidad.