Unas ojeras violáceas parecían haber devorado su chispeante sonrisa, tenía la piel más deshidratada que nunca, olía a esas tiendas de tabaco que están abiertas las 24 horas.
Hasta un documento oficial de 2003 reconoce que este paraíso corre el riesgo de no ser un buen vividero pues empieza a ser devorado por la miseria y la pobreza.