Creo que los execrables actos de repudio hubieran desaparecido de la escena nacional si toda la ciudadanía hubiera cerrado filas solidarias contra esos atropellos.
La ciudadanía queda espeluznada al advertir semejante conducta rencorosa de quienes se supone una serenidad ecuánime y una neutralidad cabal para cumplir su trascendente función.