Precisando más: en nuestro proyecto creemos en la democracia como diálogo de todos, de allí nuestra apuesta por el reconocimiento mutuo y la ciudadanización.
La ciudadanización del subsistema electoral fue en realidad su partidización, lo que hoy nadie pondría en tela de juicio, ni los propios transitólogos.
Porque si esperamos que los países ricos den paso a una civilización, a una ciudadanización de las estructuras dominantes, estamos perdiendo el tiempo.
En la medida que estos escenarios se construyan en un plano de reconocimiento y de mutuo aprendizaje, estaremos abriendo caminos en los procesos de la ciudadanización intercultural.
Hemos sostenido que este proceso debe pasar tres pruebas: ser legitimado por la ciudadanía, contar con un programa de trabajo construido participativamente y colaborar con la ciudadanización de la política.