Sus hombres de confianza, sus instrumentos más inmediatos, no eran arcaicas ilustraciones de la urbe, sino gente nueva, provinciales, personajes enérgicos y eficientes.
Sobre ellas sobreimprime arcaicas cartografías, intentos obsoletos por explicar el mundo que no obstante no dejan de inscribirse sobre él como un pasado irrenunciable.
Nos hará escuchar melodías arcaicas, buscando quizás el mismo efecto que los metrónomos, pero las mezcla con ritmos y géneros pertenecientes a nuestra época.