Este reducido índice de frecuencia entre palabras, se explica por las escasez de voces con un final acentuada, y sobre todo con i o u final inacentuadas.
Puede ser acentuada e inacentuada; creciente, decreciente y creciente-decreciente; pueden intervenir e ellas dos o tres palabras; se producen desplazamientos del acento de intensidad, etc..
Cuando intervienen tres palabras, la segunda consiste necesariamente en uno de los siguientes monosílabos: preposición a, conjunción o (inacentuados) y presentes del verbo haber: he, ha (acentuados).
De estas sinalefas con dos vocales son a su vez más frecuentes las inacentuadas, es decir, aquellas cuyas dos vocales carecen de acento de intensidad originario.