Y abajo, la banda de escoceses, con muchachas escocesas que bailan, con una bastonera escocesa que paraliza las gargantas incansables de allá enfrente...
Angus paseó la mirada por el penumbroso vestíbulo, lleno de muñecos, y en algún repliegue céltico de su alma escocesa hubo un estremecimiento de pánico.
Los primeros, por ejemplo, pueden ir bien con un escalope dulce y elástico; los segundos, con algo más complejo como una morcilla escocesa o un pedazo de carne.