Y allá va la mujer a romper platos, a quemar comidas, a maleducar niños, a construir el grande y creciente derrumbe del querido hogar de cada uno de nosotros.
Sus claves para romper con la complementariedad (que sustenta la dominación y el enquistamiento del sufrimiento que a tantas y tantos atormenta) me resultan iluminadoras.