Jack disfrutaba tanto o más con el danzar de sus caderas acabando por bailar el famoso chotis, no sin algún que otro pisotón de ésta, pero aquello lo hacía divertido.
Además de estas caderas móviles, amplias y flexibles, la naturaleza ha dado a los humanos el premio extra de tener una cabeza de bebé amoldable, plegable y que se encoge.
Entonces, al correrse debe pensar en esta postura a la inversa, manteniendo quieta la parte alta del cuerpo y permitiendo que las caderas roten libremente.