Sí pueden los que utilizan información privilegiada, engañan a sus socios, evaden impuestos, aprovechan las mil martingalas tributarias y, sobre todo, explotan sin piedad a los trabajadores.
En efecto, la feudalidad europea no podía compararse con el portentoso adelanto cultural y tecnológico de las grandes formaciones tributarias del oriente próximo y lejano.
Los contribuyentes nos vemos forzados a adquirir software de una determinada marca y modelo al solo efecto de cumplir nuestras obligaciones tributarias.
Los gobiernos liberales le hicieron importantes concesiones tributarias que fortalecieron su negocio que combinaba envases, malterías y cadenas de distribución.