Personas con parálisis cerebral, miopatías graves, incluso autistas pueden beneficiarse de la práctica de la natación, eso sí, siempre bajo control médico.
La exposición crónica puede resultar en daños permanentes del sistema nervioso manifestados como diversas enfermedades neurológicas: parálisis cerebral, epilepsia, retardo mental, cáncer cerebral, etc..
Los bebés con malformaciones cerebrales, numerosas enfermedades genéticas, anomalías cromosómicas y otros defectos físicos de nacimiento tienen mayor riesgo de sufrir parálisis cerebral.
Personas con parálisis cerebral, atrofias musculares, hemiplejias o hemiparesias producidas por un accidente cerebro vascular, conservan movimientos voluntarios que se pueden adaptar al diseño de un nuevo instrumento.
El chico fallecido sufría parálisis cerebral, con severo retraso madurativo y motor, microcefalia, secundario a una malformación congénita del cerebro.