Las bacterias del suelo no son una excepción, mientras que los canijos (no siempre malvados, ni mucho menos) se denominan bacteriófagos o simplemente fagos.
A tal punto llegó el furor y el encono de aquellos malvados que con sus mismas navajas desbarrigaron 20 caballerías, porque no cayeran en poder de los aprehensores.