No pedimos matricula puesto que se trata de un proyecto puramente artístico donde se prioriza el trabajo participativo y la creación escénica colectiva.
Los personajes de esta novela hablan con lenguajes arcaicos, frecuentemente cursis y rebuscados, como era propio de la posguerra escénica: chitón, periquete, atiza, diantre, etcétera.