La composición social de la región era semejante al resto del país: aristocracia hatero-corralera, comerciantes, pequeños y medianos propietarios rurales, monteros, artesanos, arrendatarios y precaristas.
Rivadavia decidió entonces aplicar el sistema de enfiteusis por el cual los productores rurales podrían ocupar y hacer producir las tierras públicas, no como propietarios sino como arrendatarios.
Los narradores formaban parte generalmente de las clases más pobres: eran empleados, pequeños arrendatarios, changadores, labradores, artesanos, pastores, pescadores, marineros y también mendigos.
Los aparceros se dividían en medianeros, obligados a entregar la mitad de la cosecha; arrendatarios, que pagaban en efectivo, y colonos, que pagaban con trabajos el uso de tierras ajenas.
La hacienda cuenta con su propia guerrilla conservadora, los búhos, formada por arrendatarios, peones, bandidos y descastados de la capital y pueblos circunvecinos.
Los arrendatarios se favorecieron en la medida en que los contratos a largo plazo se mantenían estables al mismo tiempo que los precios agrícolas aumentaban.