En cambio la simetría por rotación se encuentra en los pétalos de una flor o en los tentáculos de una medusa: aunque sus cuerpos roten, permanecen iguales.
En realidad, comen todo aquello que logran atrapar con sus sensibles tentáculos, formados por células urticantes o nematocistos, que usan para paralizar sus presas o como forma de defensa.