Un par de años antes, el borde superior del muro que rodea el altozano de entrada tenía vestigios de haber estado cubierto con una serie de mosaicos tipo mayólica.
Cuando examinamos el área circundante, un amasijo de altozanos, mesetas y otras superficies complejas, reconocemos que la figura es semejante a muchas que no parecen en absoluto una cara humana.
Y también el perro que perdió la vitalidad por el camino que llevaba al altozano desde donde se veía aquel trozo de playa, por donde se perdíal rastro.