Cuando examinamos el área circundante, un amasijo de altozanos, mesetas y otras superficies complejas, reconocemos que la figura es semejante a muchas que no parecen en absoluto una cara humana.
Un par de años antes, el borde superior del muro que rodea el altozano de entrada tenía vestigios de haber estado cubierto con una serie de mosaicos tipo mayólica.