Por una módica cantidad de esencia (la materia que despiden los enemigos al perecer) podremos ir desarrollando nuestro poder hasta cotas insospechadas.
Ahora tenemos internet en el teléfono y por una (no tan) módica cantidad podemos chatear, leer correos, tuitear, feisbukear, instagramear, bloguear y hablar todo el tiempo que queramos.