Muchos sacerdotes y obispos habían caído en la simonía, en la avaricia, en la competencia de gobierno y por lo tanto las preocupaciones circulaban alrededor del poder temporal.
Entonces había papas y cardenales con querindongas e hijos ilegítimos, manifestaciones diversas de simonía, envenenamientos, nepotismos, avaricias, etc..