Para llegar a ser un verdadero rezador es necesario llevar una vida excepcional, alejarse de ambiciones terrenales, de deseos lúbricos, de pasiones insanas.
No sólo toda su atención, también todos sus sueños lúbricos de poder los aleja de la atención a sus conciudadanos, quienes los eligieron y quienes les pagan hasta de más.