Allí acosada por tres perros que ladraban furiosos lanzándole dentelladas, se debatía de espaldas la leona, propinando zarpazos a diestra y siniestra, estremeciendo el monte con sus aterradores rugidos.
Ambos, torpes y compulsivos metepatas, queman sus últimos cartuchos en una fiesta, donde les va la vida para intentar solucionar, a feroces dentellas, sus caóticas vidas.