Generalmente es algo que hemos detectado que zancadillea nuestro rendimiento: frecuentes despistes, incapacidad para concentrarnos, nuestra tendencia a mezclarlo importante con lo trivial, etc..
Aunque yo no me confiaría: en cuanto el triatlón caribeño se convierta en pentatlón: escupir y zancadillear, ya nadie estaría a salvo, en ningún rincón del mundo.