Médicos, virólogos, inmunólogos, sociólogos, epidemiólogos, entomólogos, administradores de salud y otros expertos debatirán sobre la expansión de esta dolencia en las últimas cuatro décadas.
La enfermedad fue diagnosticada por el jefe del laboratorio, un virólogo prominente, responsable de las medidas de seguridad lamentablemente inadecuadas, que se suicidó cortándose la garganta.
Hace 50 años los virólogos luchaban para poder entender porque un virus inactivado disminuía la habilidad de un virus normal para infectar a las células, un proceso llamado interferencia.